Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Ya está aquí. Ya se ha producido lo que todo el mundo comentaba pero nadie quería que sucediera. Martinsa Fadesa ha solicitado concurso voluntario de acreedores (la antigua suspensión de pagos) al no poder afrontar las condiciones fijadas en el contrato de refinanciación de su deuda, fruto en su gran parte de la compra de Fadesa por Martinsa.
Las alarmas se desataron el pasado viernes cuando la compañía comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la solicitud que había hecho al sindicato de bancos y entidades financieras, con los que tenía suscrito su contrato de refinanciación, de aplazamiento hasta el siete de agosto de la obligatoriedad de suscribir un préstamo de 150 millones de euros. El presidente de Martinsa Fadesa, Fernando Martín, confiaba plenamente en que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) iba a concederles ese préstamo y conseguiría un breve respiro para la compañía.
El comentario general es que había recibido por parte de las autoridades, o al menos así lo interpretaba Martín, la confirmación de que ese préstamo se realizaría. Pero, al no haberse producido, los acontecimientos se han desarrollado a una velocidad mayor de la esperada y el castillo de naipes que era la refinanciación de Martinsa Fadesa se ha derrumbado. Los comentarios y rumores son de todo tipo, pero priman los que creen que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha dejado sin préstamo a Fernando Martín, una vez que han pasado las elecciones generales, con lo que se ha evitado que la suspensión de pagos se produjera en plena campaña electoral.
Lo que más preocupa ahora es que Martinsa Fadesa sea la primera de las grandes empresas en entrar en suspensión de pagos, algo muy tentador para algunas compañías puesto que puede suponer un respiro temporal. El problema se trasladaría entonces a las entidades financieras que pueden convertirse en la primera inmobiliaria del país. Les sería más rentable buscar otras soluciones.