Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
En este caso, los convertibles no son descapotables de moda. Son bonos que se pueden convertir en acciones, a gusto del tenedor –poseedor– de esos activos de deuda, y que suponen una fórmula mixta y casi siempre ventajosa para el emisor y segura para el poseedor.
A esta moda se ha apuntado Bami, rompiendo así con la tradición de emitir nuevas acciones para financiar sus operaciones de compra, muchas y muy seguidas en los últimos años.
Los bonos convertibles en acciones se han puesto de moda a medida que la Bolsa ha ido perdiendo atractivo desde que estalló la burbuja. Antes, no había operación financiera que no fuera bien acogida por los inversores en renta variable, ávidos siempre de comprar acciones que pudieran dispararse. Pero después del fin de Eldorado y de que la mayoría de nuevas emisiones de acciones provocara profundos descosidos en los bolsillos de los inversores, vuelven a ponerse de moda las emisiones de convertibles, que dan una rentabilidad fija y que, pasado el tiempo, y en función de cómo vaya la Bolsa, pueden canjearse por acciones. Es como estar al plato y a las tajadas.
La emisión de bonos convertibles ha sido la fórmula que ha elegido La Caixa para desprenderse del 5% que tenía en Endesa. En vez de vender ese paquete directamente en el mercado o colocarlo entre inversores institucionales lo ha colocado en forma de bonos que, luego, sus propietarios podrán convertir, si así lo desean, en acciones de esta compañía. Ahora, Bami se apunta a esta moda con una fórmula mixta que le permite garantizarse el éxito de la operación financiera para hacer frente al pago del 10% de Metrovacesa.