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Las hipotecas amortiguan la subida de la vivienda

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Muchas voces argumentan que el boom del sector inmobiliario sólo ha sido posible por el paulatino descenso de los tipos de interés, que ha permitido reducir drásticamente los tipos hipotecarios y, por ende, la letra a pagar cada mes por los hogares españoles.

Esa carrera ha sido, sin embargo, de relevos, dado que la principal directriz de la tendencia bajista se ha debido, ciertamente, al paulatino descenso del precio del dinero, pero no ha sido muy secundario en esta trayectoria el papel jugado por bancos y cajas de ahorros en las llamadas guerras hipotecarias que, iniciada por el Banco Santander, ha provocado una competencia feroz en el mercado hipotecario cuya consecuencia ha sido el abaratamiento de los préstamos y, por tanto, el ahorro de las familias en el pago de sus respectivas hipotecas.
Basta con echar un vistazo al gráfico de la evolución de los tipos hipotecarios de las tres últimas décadas o escuchar a un matrimonio entrado en los cuarenta decir cómo cuando ellos se compraron el piso lo hicieron a un tipo de interés del 18%. Ese piso pudo haber sido comprado durante el primer gobierno socialista de Felipe González. Entonces, en 1983, los tipos hipotecarios estaban muy cerca del 19%. Y eso que venían cayendo desde el 22% que se pagaba en la Transición.
Desde entonces, es cierto, la tendencia ha sido descendente. Salvo algunos picos, como el que se produjo en 1986, cuando los tipos de los préstamos hipotecarios subieron desde el 11,4% al 15,9% para, un año después, volver a caer y situarse en el 10,5%. Esos dientes de sierra se prolongaron hasta 1993, ya pasados los Juegos de Barcelona'92 y la Expo de Sevilla y, por tanto, entrados en plena crisis, incluida la inmobiliaria, que habría de prolongarse hasta 1996.
Fue a partir del 93, cuando Pedro Solbes tomó el relevo a Carlos Solchaga y España dejó de ser el país donde más fácil y en menos tiempo uno podía hacerse rico, y se convirtió en un país que hacía los deberes, cuando nos tomamos en serio la posibilidad de entrar en el euro en el vagón de cabeza. Ese cambio de política, del virtuosismo de Solchaga a la aburrida normalidad de Solbes, se dejó sentir sobremanera en los tipos hipotecarios, que del 14,5% de 1993 cayeron al 6% tan sólo un año después.
Desde ese momento, y exceptuando repuntes excepcionales, la tendencia ha sido continuada hacia abajo. Una vez que se produjo la convergencia y España entró en el euro y, por tanto, el Banco de España cedió sus competencias monetarias al Banco Central Europeo, los tipos en Europa han seguido cayendo. Pero han caído más en España porque las entidades financieras se han atrevido a rebajar más los diferenciales, hasta, en algunos casos, reducirlos al 0,40%. Eso significa que hoy es posible financiar una vivienda pagando menos del 3% por un préstamo hipotecario. Se dice pronto.