villa y corte/Alberto Delgado
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Como suele ser habitual en todos los procesos electorales, si juzgamos por las declaraciones de los portavoces de los diferentes partidos, en las recientes elecciones autonómicas y municipales resulta que han ganado todos. Más tarde, la dura realidad se impone: unos han ganado, y otros no.
En Madrid hay un ganador claro e indiscutible: Alberto Ruiz-Gallardón. Su triunfo en la alcaldía de la capital de España ha respondido a todas las esperanzas, en plural. La esperanza en singular, Aguirre, ha sido la que ha obtenido más votos en la Comunidad, pero no va a poder gobernar. Trinidad Jiménez no ha podido con "el ciclón Gallardón", y Rafael Simancas, a quien algunos apodan "el olvidado", y otros "Heráclito"(por lo oscuro y hermético), ha demostrado, como el filósofo de Efeso, que sabe más de lo que aparenta, pero ahora va a tener que abrirse ante la opinión pública, no con propuestas, sino con decisiones, que no es lo mismo.
Ruiz-Gallardón, en este paso, quizá decisivo en su carrera política, va a enfrentarse a un problema inédito hasta ahora para él: la cohabitación. El camino de ida y vuelta desde la Casa de la Villa y la Puerta del Sol va a estar salpicado de baches competenciales y presupuestarios. En la Comunidad se maneja mucho más dinero que en el Ayuntamiento. Y en la Comunidad va a ser Simancas el encargado de administrarlo, aunque el apoyo de Izquierda Unida, decisivo para ocupar la presidencia, no le va a salir gratis. Veremos lo que le saca Fausto Fernández, que ha dicho que su formación va a tener "lo que se merece". Seguro que, para él, lo que se merece es mucho más que ese 7,69% de los votos emitidos.
Y, a todo esto, el pueblo de Madrid, el auténtico protagonista, espera que en esta nueva etapa los principales problemas que gravitan sobre los madrileños: inseguridad, vivienda, sanidad, enseñanza, tráfico... mejoren. Que es para lo que deben servir estas elecciones, gobierne quien gobierne.