Tapándose la nariz

Con mayor frecuencia de la que ellos mismos desearían, los partidos políticos se dedican a tirar piedras contra su propio tejado. En el Partido Popular se ha producido una especie de “tripartito de errores”, del que han sido protagonistas Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy.
Alberto Ruiz-Gallardón, un hombre inteligente y dotado para la política como pocos, ha calculado, una vez más (ya lo hizo cuando pretendió acceder a la presidencia del PP madrileño) mal los tiempos, y ha dado muestras de su imprudencia al expresar públicamente su deseo de ocupar un puesto en las listas del PP al Congreso en las próximas elecciones generales, en vez de plantear sus aspiraciones en el seno del partido. Esperanza Aguirre, en una rivalidad que no es sana, sino nociva, llegó a amenazar con su dimisión en la presidencia del Gobierno regional si Gallardón iba en las listas, y postularse también ella.  Y Rajoy tardó mucho tiempo en reaccionar para decidir que ni el uno ni la otra.
El “efecto Pizarro”, es decir, la inclusión del ex Presidente de Endesa como número dos en la lista del PP por Madrid, ha quedado diluido, aunque sea temporalmente, por esta absurda polémica. Los militantes y los posibles votantes madrileños del PP han quedado no sólo asombrados, sino también indignados. Que una capital y una región como Madrid queden reducidas a un lugar de paso en las ambiciones, por muy legítimas que sean, de los políticos, representa un desprecio que los madrileños no se merecen. En unas elecciones que se presentan reñidas como pocas esta polémica no beneficia en nada al PP y puede pasarle factura, si de aquí al 9 de marzo no se producen claras muestras de que el asunto queda zanjado y olvidado, lo que, conociendo a los protagonistas, es difícil.
El gran periodista italiano Indro Montanelli escribió que muchos votantes iban a las elecciones ”tapándose la nariz”. Mucho nos tememos que en las próximas elecciones generales habrá madrileños que también voten de esa manera.