Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El carácter eventual del actual Gobierno de Esperanza Aguirre se ha convertido en un constante runn runn en los mentideros políticos de la Comunidad del oso y el madroño. El rumor acerca del severo reajuste que acometerá la presidenta autonómica sobre su Ejecutivo, adquiere perfiles de realidad conforme se cruzan apuestas sobre quien quedará descabalgado de alguna consejería y sobre cuáles pueden ser los fichajes estrellas con los que Aguirre de relevancia a la gestión de una segunda legislatura hasta el momento desdibujada por el bajo tono de muchos de sus consejeros.
Bajas y altas están sujetas al triunfo o fracaso del PP en las urnas. Sí Rajoy hace pleno en los comicios de marzo, se da por seguro que el actual responsable de Infraestructuras regional, Manuel Lamela, y de Educación, Lucía Figar, encaminarán sus pasos hacia un ministerio con el beneplácito de su actual jefa de filas, si no continuarán al pie del cañón autonómico, aunque previsiblemente cediendo protagonismo a pesos pesados del partido, que conformarían el supuesto gobierno paralelo de Esperanza Aguirre frente al Ejecutivo socialista.
Las hipótesis sobre la posible marcha de Lamela, que ahora disfruta de un momento dulce frente a su controvertida gestión al frente de Sanidad en la anterior legislatura, se han disparado con la aparición estelar de Francisco Alvarez Cascos en un sarao autonómico, la celebración del día de la Constitución en la Real Casa de Correos.
No es la primera vez que el nombre del otrora poderoso ex ministro de Fomento suena como uno de los fichajes más ambicionados por Aguirre, que no logró incluirle en su equipo en la anterior legislatura. Sí el PP queda electoralmente fuera de juego, podría ser factible que Cascos aceptara ahora el caramelo de la consejería de Infraestructuras y Transportes, en el que se incluirían a otros notables del partido, con ambición de convertirse en la punta de lanza de los populares frente al PSOE de Zapatero. La presencia del ex ministro en el Ejecutivo regional permitiría ahondar a Aguirre en su proyección de líder nacional, “lideresa” gusta llamarse ella, de su partido, concitando tras de sí a un amplio espectro de militantes que añoran la dureza y contundencia de quien el PSOE retrato como el dóberman de los populares.