Gema Fernández
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Gema Fernández
La evolución del Salón Inmobiliario de Madrid sigue un camino ascendente sin precedentes. En cinco años se ha convertido en un referente para el sector inmobiliario, atrayendo cada vez a más público y expositores, hasta el punto de que más de un profesional del ladrillo considera que acabará desbancando a otras ferias inmobiliarias.
Los objetivos que mueven a la mayoría de las empresas a estar presentes en esta salón son similares. Todos consideran que hay que dejarse ver, "dar imagen de marca". Además, se trata de un buen momento para hacer negocio, a todos los niveles. Por un lado están los clientes finalistas, los madrileños que van en busca de la casa de sus sueños, que recorren stand por stand por si tienen suerte y entre tanta promoción encuentran un 'chollo', aunque es difícil, por menos de 40 millones de las antiguas pesetas (240.000 euros), no hay nada. Los más 'adinerados', o aquellos que quieren darse un capricho para este verano pasean por el pabellón dedicado al turismo residencial, un apartamento en la costa es lo ideal para las vacaciones.
Pero no podemos olvidar a los ya conocidos como "profesionales de las ferias", y no me refiero a los profesionales del sector propiamente dicho, sino a las 'aves de rapiña' que 'atacan' a las azafatas que decoran los stand en busca de caramelos, bolígrafos, llaveros, o cualquier clase de 'regalito' con el que puedan hacerse. Son los 'trofeos' de estos 'cazadores'. Seguramente de ellos no saldrá un futuro cliente, pero hay que contar con su visita y poner la mejor sonrisa para recibirlos. ¡Qué cruz!