villa y corte/Alberto Delgado
Los madrileños deben plantearse si merece la pena salir de la ciudad en Semana Santa
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La semana Santa ha provocado en los madrileños la tradicional estampida. Cientos de miles se han dirigido a los cuatro puntos cardinales en busca, en unos casos, de unos días de sol y playa, que la climatología se ha encargado de complicar, o para ver las tradicionales procesiones, algunas de las cuales, en lugares tan emblemáticos como Sevilla o Valladolid, no han podido salir a causa de las lluvias.
Las imágenes de las calles del centro de Madrid, en estos días, son ilustrativas de una situación que se repite año tras año. Podrían servir de reclamo para los que buscan la tranquilidad en la Semana Santa, sin atascos ni problemas de alojamiento. En pocas ocasiones como en Semana Santa los visitantes pueden disfrutar de un Madrid sin las prisas que agobian a las grandes ciudades. Quizá no se ha incidido lo suficiente en promocionar Madrid en estas fechas. En la capital también hay procesiones de gran belleza, y se mantiene la oferta cultural, gastronómica y de ocio. Esta sensación de soledad, de vacío, no se da con tanta intensidad en otras grandes urbes como Nueva York, París, Londres, Roma. En las dos primeras, se podrá argumentar que no existe fervor religioso. Pero Roma, por ser la capital de la catolicidad, es un gran destino turístico esos días. Los esfuerzos de nuestras autoridades autonómicas para promocionar Madrid en agosto, que han permitido un incremento en la capital durante el mes vacacional por excelencia, podría ampliarse, con intensidad, en la Semana Santa. Y a los madrileños nos vendría bien reflexionar sobre si merece la pena salir fuera de la capital.