Los Franco, el opositor a Saddam y los jugadores del Real Madrid, unidos en Arroyomolinos

Rafael G. Parra/P. Sola
Madrid

En 1995, Arroyomolinos era sólo un puntito en el mapa de la región de Madrid, con una población que no rebasaba de ninguna manera los mil habitantes. Ocho años más tarde, es el municipio con más desarrollo urbanístico de Europa, y en los próximos años vivirán allí más de 45.000 habitantes, entre ellos el actual candidato socialista a la presidencia de la Comunidad, Rafael Simancas.
Hoy el complejo comercial de Madrid Xanadú, montado en un tiempo record, ha conseguido desbancar a los otros parques temáticos o de ocio que partían con más posibilidades de éxito, como el de la Warner, en el municipio de San Martín de la Vega.
Las razones de este “tirón” no hay que buscarlas sólo en la nieve y el esquí de Xanadú, sino en la apertura de las tiendas durante los 365 días del año, gracias a una idea que se le ocurrió al consejero de Economía, Luis Blázquez, y que ha revolucionado el mundo del comercio en Madrid: la calificación de zona turística para Xanadú, como si se tratara de Marbella. Este arreglo ha levantado ampollas en el pequeño comercio, que ya se había opuesto a la ampliación de horarios y de días de apertura de las tiendas.

Territorio ‘Franco’.- Arroyomolinos tenía un handicap: la gran finca que el dictador Francisco Franco había convertido en su segundo Pardo: Valdefuentes, que con sus más de 1.000 hectáreas cubría prácticamente la mitad de la superficie del municipio.
A principios de los 90, la situación del municipio comenzó a cambiar. Los Franco querían sacar provecho inmobiliario a la finca y, de hecho, el anterior alcalde socialista permutó unos terrenos de Valdefuentes a Carmen Franco a cambio de terrenos urbanizables en el pueblo.
Apareció entonces un libanés –o eso afirma él- llamado Jaafar Chalabi, o Jalabi, que, por misterios de la vida, contacta con los dueños de otra finca importante de Arroyomolinos: Parcelatoria Gonzalo Chacón (nombre de un antiguo guerrero de tiempos de los Reyes Católicos muy famoso en la zona) que ocupaba 92 hectáreas en el municipio. Las parcelatorias eran terrenos procedentes de latifundios y dados en arriendo o en venta a colonos.
Chalabi, que es familiar de uno de los jefes de los clanes irakíes opuestos a Saddam Hussein, montó sus oficinas en las Torres de Jerez, en la plaza de Colón madrileña, y convenció al abogado Lupicinio Rodríguez (presidente de la Asociación de Etica Scevola) para que le ayudara a solucionar los problemas económicos, políticos y urbanísticos que se le iban a presentar.
Chalabi tenía un sueño: convertir las parcelas agrícolas en el primer parque de nieve de España. Los estudios de marketing realizados por su compañía habían demostrado que los jóvenes madrileños estaban entre los más adictos al esquí, para lo que tenían que realizar todos los fines de semana grandes desplazamientos hasta Sierra Nevada, a los Pirineos o a los Alpes, porque Navacerrada se había quedado pequeña.
El proyecto se había implantado ya con éxito en algunas ciudades japonesas y europeas. Y el sueño de Chalabi coincidió con el de la hija, Carmen, y los nietos de Franco, que no sabían cómo recalificar los terrenos de su finca.
Chalabi y los Franco unieron así sus fuerzas para conseguir que la Comunidad de Madrid: Alberto Ruiz-Gallardón y su consejero de Obras Públicas y Urbanismo, Luis Eduardo Cortés, dieran su visto bueno al proyecto de nieve.
La solución, como la explicó el propio Cortés en la Asamblea de Madrid en diciembre de 2001, vino cuando todos los interesados aceptaron sus reglas del juego para que la operación final la dirigiera la propia Comunidad, a través de la empresa pública Arpegio, que se dedica preferentemente a la compra de grandes extensiones de terreno que luego es recalificado y vuelto a vender una vez urbanizado.
El libanés aceptó firmar un acuerdo de venta de las 92 hectáreas a Arpegio y recomprarlas, una vez resueltos los problemas urbanísticos, por 1,20 millones de euros más. Una minucia para el negocio que se iba a hacer si salía bien.
Existían, sin embargo, otros problemas que había que resolver. El primero, la inversión, que se cifró en un primer momento en 240,40 millones de euros. Ruiz-Gallardón no quería tener que poner el dinero, como le había ocurrido en el parque de la Warner.
Chalabi había ofrecido traerse como socios al grupo norteamericano Mills, una de las mayores potencias mundiales en parques de ocio y comercio. Pero cuando los Mills llegaron a Madrid y vieron la aglomeración de centros comerciales que se estaban construyendo en Alcorcón y en Móstoles estuvieron a punto de echarse atrás.
El presidente, Lawrence C. Siegel, le dijo a Cortés que iba a ser imposible que la gente llegara a Xanadú si se seguían haciendo grandes almacenes en los márgenes de la
N-V. El vicepresidente regional tuvo que emplearse a fondo para convencer a los norteamericanos, que eran los que tenían que adelantar el dinero del proyecto.
Pero cuando Isidoro Alvarez, presidente de El Corte Inglés, se enteró de la pretensión de Mills de traerse a España como socio al gigante de los grandes almacenes Wall Mart, estuvo a punto de romper la baraja y obligó a los participantes a aceptar su presencia esencial en la zona comercial, donde compró más de 40.000 metros cuadrados.
Los Franco se buscaron también unos socios especializados en el mundo inmobiliario y urbanístico para conseguir sus objetivos: el grupo San Román, que lleva más de veinte años promoviendo viviendas en la zona oeste de la Comunidad, especialmente en Las Rozas, Majadahonda, Villalba y Torrelodones. El acuerdo pasó por constituir una nueva sociedad: FR Promociones del Suroeste, donde la familia del dictador aportó las 770 hectáreas que les quedaban de la finca de Valdefuentes y los San Román su dinero y sus conocimientos en la construcción y de gestión del suelo

Cambio de Gobierno.- La victoria de Juan Velarde (PP) en las elecciones de 1999 en Arroyomolinos, acelera las negociaciones que se habían llevado con los alcaldes socialistas: Angel Luis Pérez y Víctor Gómez. El proyecto que Chalabi había negociado con el Gobierno local socialista –con especial dedicación a los equipamientos educativos y asistenciales- sufrió un cambio profundo, a favor del comercial.
En el verano de 2000, los Franco y los San Román firman un convenio con el Ayuntamiento de Arroyomolinos, que apoya Arpegio. Quince meses después, la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo aprueba las nuevas Normas Subsidiarias para que se pueda llevar a cabo el parque de nieve Xanadú y la recalificación de las tierras de los Franco.
Según publicó Antonio Rubio en “El Mundo”, una de las personas que trabajó con el representante legal de Valdefuentes SA (ahora FR Promociones del Suroeste SA). Jaime Martínez Bordiú Franco, fue el abogado Esteban Verdes, que compartía despacho con el nieto de Franco, y se ha casado con la ex viceconsejera de Presidencia, Paloma García Romero. Verdes ha reconocido también ser muy amigo del secretario del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada, que fue alcalde de Majadahonda, uno de los municipios donde más ha trabajado el grupo San Román.

Otros inversores populares.- En el año 1998 dos ex dirigentes del PP, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón y Gabriel Cisneros, compraron a los Franco 30 hectáreas de Valdefuentes, junto con la empresa Pahones 97. Estos terrenos, incluidos en el SAU 6 de Zarzalejos, han sido recalificados como suelo residencial.
Otros promotores que se apuntaron al super proyecto urbanístico de Arroyomolinos fueron Francisco Vázquez y Francisco Bravo, militantes del PP de Villaviciosa y acusados por los socialistas de haber colaborado en la traición de Eduardo Tamayo, de quien eran amigos. Sobre uno de sus terrenos se levanta hoy el chalé de Rafael Simancas, que compró a una promotora que a su vez había adquirido el suelo a Bravo. Y hasta el ex alcalde socialista , Angel Luis Pérez, cambió su profesión y se hizo socio de los Bravo.
El proyecto tuvo que vencer también la oposición del alcalde de Móstoles, José María Arteta, que veía crecer en la frontera de su municipio un monstruo comercial que podía hacer la competencia a su ciudad, como así ha sido. El edil llegó a paralizar las obras de canalización que estaba haciendo Urbacisa, una sociedad del grupo San Román, porque podían restar suministro al parque Coimbra, de Móstoles.
Arteta llegó a amenazar con llevar el caso a los tribunales y denunció “la barbaridad urbanística” que se estaba preparando en Arroyomolinos para “levantar, de la noche a la mañana, una verdadera ciudad de provincias con 45.000 vecinos”. Sin embargo, el PSOE nunca fue más allá que preguntar en un par de ocasiones al consejero Luis Eduardo Cortés por la marcha de la operación Xanadú.

La presencia ‘merengue’.- Al final, todos han salido ganando: la familia Franco, que ha conseguido recalificar unas 114 hectáreas para convertirlas en suelo industrial, además de gestionar otros tres SAUs, a través de las empresas FR Promociones del Suroeste, Construcciones Tifán y Sanedi (del grupo San Román), con cerca de 200 hectáreas, y donde se van a hacer 4.100 viviendas, algunas de ellas ya en construcción y promovidas por la inmobiliaria Bitango, que preside el hijo del ex presidente del Real Madrid, Roberto Mendoza, y donde tienen invertidos sus dineros algunos jugadores del club blanco. Los pisos se venden desde 147.000 euros.